La primera semana de test puede repetir los difíciles comienzos de 2015 y 2016
Ha cambiado la arquitectura por completo y se ha sacado el turbo y el compresor del interior de la V del bloque, tal y como es en Mercedes, es decir, es empezar no desde cero, pero casi. El primer deseo es que no se rompa de inmediato y el siguiente, poder ir completando vueltas para acumular trabajo y tomar datos de la nueva aerodinámica, clave en estos nuevos coches. Es por eso que se limitarán las revoluciones y se irá con tiento para aprovechar cada minuto de los cuatro días.
Rebajar expectativas
Boullier, que expresa lo que se cuece en Woking en las horas previas, y el plantear tantas dudas, con frases como, "habrá que ver cómo es el motor cuando arranque en pista", o "Honda a lo mejor no está preparado para ganar", no es lógico, a menos que se quiera poner ya la primera venda y que no se disparen las expectativas, sino todo lo contrario.
Es el tercer curso en la nueva era de McLaren y Honda y es cierto que ese entendimiento entre las mentalidades europea y nipona, no acaba de estar engrasado como debiera. Según se rumorea, desde Woking no paran de enviar mejoras en los periféricos, cableados y ciertas partes del propio motor como el ERS. Piezas que podrían ayudar a una mejor integración en el chasis que ellos fabrican, pero en Sakura apartan ese material y ni siquiera lo montan en el banco de pruebas.
Orgullo a la japonesa
El motivo es que el orgullo japonés le impide reconocer algún tipo de limitación a la hora de desarrollar sus propia tecnología y la respuesta es la misma. "Queremos hacer todo, desde el primer tornillo hasta el último", o algo similar. Esa terquedad es entendida en Inglaterra como el principal motivo de dos años decepcionantes y de ignorancia en torno a cómo será el tercero, el último del actual contrato de Fernando Alonso con la histórica escudería.
Esa alusión de Yusuke Hasegawa a que "el nuevo concepto del motor es arriesgado" y que "será un proceso de prueba-error", ha hecho que Zak Brown y Eric Boullier se echen a temblar.
Se dice también que no es un capricho, sino una línea marcada de antemano. La última era de alianza de BAR-Honda y el bajo rendimiento se achacó desde Japón a las injerencias de la parte inglesa, que estaba en la fábrica que hoy es la de Mercedes, la de Brackley. Y mientras, en Woking se arman de paciencia.
Vía Marca.com