• mar. Mar 19th, 2024

Causas de su muerte

Matemáticamente hablando, Senna al haber perdido el control del auto en una zona a 310 km/h y con sólo 40 metros de distancia entre la pista y el muro, tendría menos de 2 décimas de segundo para reaccionar. Según la telemetría del Williams, soltó el pie del acelerador 0.8 segundos antes del choque, y 0.2 segundos después, lo hizo totalmente.

Ayrton Senna chocó contra la curva Tamburello exactamente a 310 km/h. Según la autopsia, murió de forma instantánea: tenía traumatismos múltiples en la base del cráneo, insuficiencia respiratoria grave, hundimiento frontal (que provocó una hemorragia interna), ruptura de la arteria temporal y paro cardíaco.

Tomando en cuenta otros accidentes, y comparándolos con los que ocurrieron en la misma curva Tamburello, se consideró que el ángulo de choque le era favorable incluso para poder salir ileso; pero la estadística no lo puede resolver todo, ya que en la práctica este tipo de accidentes en cualquier tipo de curva suelen ser mortales. Al revisarse el casco, éste tenía una gran hendidura en la parte superior derecha producida seguramente por algún objeto salido directamente del interior del auto. Por la forma de la hendidura, se presume que era la misma barra de dirección rota segundos antes.

 

 

Al desprenderse la barra en el accidente, se fue directamente contra Ayrton haciendo que se fracturara el cráneo, provocando la muerte instantánea, aunque recién su muerte se hizo oficial más de 4 horas después. En síntesis, Ayrton Senna tuvo la mala suerte de que la misma barra de dirección que se rompiera segundos antes hubiera salido disparada contra él.

Si no fuera éste el caso, el brasileño hubiera tenido la posibilidad de al menos salir vivo del accidente, quizá con algún tipo de daño, pero vivo. Se comprobó incluso que la fuerza del impacto del choque de Fernando Alonso en el GP de Brasil 2003 fue mayor que la de Ayrton en Ímola.

El accidente pudo haber sido causado por una irresponsabilidad del equipo Williams al poner una barra poco resistente al auto, y la muerte, a uno de esos juegos macabros del destino. Pero las investigaciones se dirigieron luego a buscar a los culpables…

Al día siguiente del accidente, el juez Maurizio Passarini, decomisó el Williams y el Simtek de Ratzenberger y autorizó la autopsia de los dos cuerpos para averiguar las causas de las muertes; a la vez ordenó que el circuito de Ímola fuese cerrado y también puesto bajo investigación. Lo único que se pudo ver del lugar días después fue el montón de flores en el lugar exacto del accidente de Senna, bajo una gran marca azul de la pintura de su auto.

 

 

La polémica volvió al ambiente de la Fórmula 1 y de la organización del circuito, cuando la autopsia confirmaba la muerte instantánea de Roland Ratzenberger. Según las leyes italianas, cuando una persona muere en una actividad deportiva ésta debe ser automáticamente cancelada, y el lugar de los hechos, cerrado para las investigaciones.

Si esta ley se hubiera cumplido, la carrera nunca se habría realizado (ni siquiera se hubiera completado la sesión de clasificación). Por otra parte, aún existe la confusión sobre el momento real de la muerte de Ayrton Senna. Aunque la autopsia de ley determinaba que había muerto instantáneamente, en la TV se veía un par de movimientos de la cabeza del brasileño, y la versión de los médicos del hospital Maggiore (donde lo atendieron) que aseguraban que Senna llegó respirando.

 

Para quien quiere saber más detalles de aquel triste 1º de mayo de 1994

Este capítulo impresiona.

A no ser el nombre de los médicos con quienes conversé en aquel día, rescatados en mis archivos, lo que leerás a continuación viene puramente de lo que quedó registrado en mi memoria y hasta hoy no contado para nadie, al menos en el nivel de profundidad que iremos a abordar.
Repito: son descripciones chocantes, que solo interesan a los que, de hecho, buscan conocer los detalles de todo lo que rodeó a la muerte del mayor ídolo deportivo de la historia de nuestro país, Brasil.

Mientras me dirigía por tercera vez aquel fin de semana de Imola hacia el Hospital Maggiore, varia veces recuerdo haber recurrido a Dios, solicitándole que preservase la vida de Senna. Al principio me imaginaba que el impacto no fue fatal, pero después de oír a Angelo Orsi, (el fotógrafo amigo de Senna), una descripción más precisa de lo que ocurrió durante la atención medica todavía en la pista, tenía conciencia de que su estado era grave. Sólo que no imaginaba que se trataba de una situación irreversible.

En aquel momento en Brasil, era primera hora del domingo, y todavía no había llamado a los diarios en los que trabajaba y donde estoy hasta hoy: Estadão, Jornal da Tarde y Agencia Estado, para informarles de que había dejado el autodromo en dirección al Hospital. Para mi la Fórmula 1 ya no interesaba más en aquel momento. Todo lo que precisaba saber, como ciudadano y periodista, era si Senna sobreviviría. El resultado del GP de San Marino se tornaba irrelevante.

Varias veces tuve que decirme a mi mismo, en los cerca de 50 kilómetros que separan el circuito del hospital, que no estaba soñando. Aquello era realidad. Me dirigía hasta Bologna para saber si Senna todavía estaba vivo!!!!!. Yo estaba prácticamente solo, y sería el responsable de llevar a los lectores de los diarios de casa un panel de informaciones de todo aquello. Que responsabilidad!

Eso me hizo concentrarme casi dolorosamente en mi trabajo y dejar las emociones de un lado. Exigí de mi mismo frialdad absoluta. Elaboré una estrategia de cobertura: Las noticias estarían en el hospital, pero también en el autodromo. Era imprescindible oír también las palabras de Frank Williams, dueño del equipo de Senna, Patrick Head y Adrian Newey, los hombres que firmaron el proyecto del modelo FW16 pilotado por Senna.

Una vez aparcado el coche, no aprecié nada de diferente en la rutina del Hospital.

HOSPITAL MAGGIORE DE BOLOGNA 

Yo imaginaba que habría gente por todos lados a fin de acompañar una eventual cirugía en Senna.

De inmediato comprendí que era el primer periodista en llegar al hospital, al entrar en el edificio y no ver ninguno de mis colegas. Al final de una rampa que da acceso a un hall central, para donde todos se dirigen al entrar en el hospital, vi la primera manifestación de que Senna estaba allá.

Un policía, un carabinieri, estaba agitadísimo. Alguien acababa de decirle que el piloto que se accidentara hace poco había llegado al hospital, transportado en helicóptero. Tenía el sombrero en la mano y no paraba de moverse de un lado a otro imaginándose la que se le venía encima, hablaba por su Talkie a toda leche diciendo una y otra vez: “Senna sonno arrivatto!”. Lo oí y rápidamente entré en el hall en busca de las noticias. A pesar de la tentativa de mantenerme tranquilo, estaba completamente acojonado.

Pero si yo fallase, estaría desperdiciando la gran oportunidad profesional que se me había otorgado: cubrir el Mundial de Fórmula 1 para el gran medio de prensa brasileña. Cada vez que me acordaba de eso ganaba fuerza para dejar de lado mis emociones. Dejé de pensar también en las reacciones que estarían ocurriendo en Brasil por cuenta del accidente de Senna, lo que colaboró para controlarme.

Fui informado por la administración del hospital de que el centro de recuperación, o la Unidad de Cuidados Intensivos, era en el 11º piso del edificio. En ese momento vi a Roberto Cabrini, reportero de la TV Globo que acababa de llegar y le expliqué la situación. El grosero personal del Hospital nos avisó para que no subiésemos al 11º piso, pero era imposible atender el pedido del hospital. La noticia estaba allá. Y no me equivoqué al decidir pagar para ver:

Después de salir del ascensor encontré un médico con las ropas usadas abandonando el centro quirúrgico. “¿Ha visto usted a Senna?, ¿me puede decir alguna cosa?” Pregunté, medio confundido, imaginando oír un gruñido como respuesta. Si él fuese un animal irracional como los otros que trabajaban en el hospital, esa debería ser su reacción. Para mi sorpresa, nada de eso ocurrió. Descubrí que se trataba del doctor Servadei, uno de los que atendieron a Senna en la pista y lo acompañó en el helicóptero hasta el hospital.

 

 

A pesar de ser profesional, estaba conmocionado. Con voz bien baja, comenzó a describir lo que viviera en aquella última hora.

Es él quien habla: “Antes de retirar el casco, quedamos impresionados con la cantidad de sangre que el piloto perdía. Alguna arteria había sido alcanzada con seguridad y mi primera preocupación era, una vez expuesta la cabeza de Senna, intentar contener la hemorragia. Quien orientó el complejo retiro del casco fue el doctor Watkins, el médico de la FIA. Pero una vez tuvimos acceso a su cabeza, sin el casco y la capucha, comprendí que Senna no iba sobrevivir.”

 “Vimos que toda la base craneana estaba abierta y perdía masa encefálica (cerebro), a través del corte de más de un centímetro de largo, que corría por detrás de las orejas, atravesando su cabeza abierta de lado a lado”.
Para él, la explicación aquello de todo era que Senna había golpeado con su cabeza directamente en el muro. Eso explicaba aquel traumatismo craneal generalizado. Pero luego veremos que el motivo de su lesión craneal no fue esa.

Después de oír aquello, estaba claro para mi que no había más que hacer. La muerte de Senna era una cuestión de tiempo, muy poco tiempo. Me acuerdo de haber buscado un lugar para sentarme y decirme a mi mismo que aquello era verdad. En ese instante se anunció que los médicos del caso Senna hablarían en el centro de conferencias del hospital, en unos minutos.
Profundamente abatido, sin saber que pensar, fui para allá, siempre transportando mi block de anotaciones y mi viejo ordenador Laptop-Toshiba 1000, una pieza de museo comparada a las que uso hoy.

Más tarde en el centro de conferencias, el primero en hablar fue el doctor Andreolli, que describió la situación como la más traumática posible. ”No existe un área específica en el cerebro que podemos actuar para la reparación, todo fue terriblemente dañado en el accidente. El traumatismo es genérico así como los daños a todo el tejido nervioso”, decía él.

En aquel momento ya había muchos reporteros para acompañar el caso. En la sala de conferencia pude observar hasta algunos pacientes en pijama, que sabían de la internación de Senna en estado de emergencia. La consternación por el anuncio del doctor Andreolli fue impresionante, la gente tomó conciencia de que Senna, casi un ídolo de la humanidad, aquel que parecía inmortal, moriría en cuestión de minutos. Me senté en una de las sillas de la sala de conferencias y conecté mi ordenador en un enchufe que descubrí allí, próximo a la mesa de los médicos, que ya dejaban el lugar.

En esta hora aparece un ciudadano, de aquellos imbéciles que hace poco cité, diciéndome que no podría quedarme ahí. “Voy a cerrar esta sala”, me dijo con la mayor agresividad pensable. Le pedí que me diese unos 20 minutos para redactar un texto, eso no alteraría en nada la rutina del hospital. Casi sin mirarme el muy grosero fue hasta el centro de control de luces de la sala y me amenazó, con la mano en el contacto de los fusibles, y me dijo que si yo no salía de allí en aquel instante él desconectaría la corriente eléctrica. No tuve alternativa. Mis ganas eran de agredirlo. No dije nada y salí.

Volví a hablar con el doctor Servadei (el médico del helicóptero). Me dio más detalles: “La hemorragia que Senna tenía en la pista era tan violenta que durante el vuelo hasta el hospital nosotros le reimplantamos 4.5 litros de sangre, la cantidad normal que circula por nuestro organismos cerca de 6 litros de sangre.” También habló de la pérdida de “líquor”, el líquido existente entre los vasos nerviosos que envuelven todo el tejido nervioso, a fin de protegerlo. “En el desgarro ocurrido en su cerebro, Senna perdía masa grisácea y líquor, lo que comenzó a deformar rápidamente sus facciones y su cabeza.”

Cuando estos conductos son rotos, el líquor, que se mantiene bajo una elevada presión entre ellos, se dispersa por las cavidades más cercanas, causando el edema (hinchazón) de todos los tejidos. En otras palabras, el rostro, la cabeza de Senna estaba deformándose rápidamente, ganado volumen.

El doctor Gordini, el anestesista, me contó también lo que ocurrió en el helicóptero: “Senna tuvo una depresión respiratoria bastante seria. Nosotros administramos drogas que revirtieron estabilizaron algo su constantes, pero aunque él no hubiera sufrido todos los estragos en el cerebro resultantes del impacto contra el muro, tan sólo aquella depresión respiratoria ya le había causado daños irreversibles en el tejido nervioso. Apenas tenía vida vegetativa.”

“Su cerebro recibió poco oxigeno durante algunos segundos preciosos. En el centro de operaciones, Senna llegó a tener una parada respiratoria, cuando lo que quedaba de su cerebro exhibió actividad eléctrica, de nuevo nosotros lo reanimamos.”

Observad que en ningún momento los médicos hablaron del hundimiento frontal de su cabeza, causado por algún componente del coche que salió disparado en dirección de su cabeza en el momento del impacto.

 

Hoy se sabe que la barra de suspensión que enlaza la rueda del coche al conjunto resorte-amortiguador, denominada push-rod, es lo que le perforó la visera del casco, y presionó fuertemente la cabeza de Senna contra la parte de atrás del cockpit. Fue esa compresión la que causó la fractura de la base del cráneo. Los médicos apenas me citaron la intensa hemorragia originada tras rompimiento de la arteria temporal de la cabeza.

A las 17:55 horas, la doctora Fiandri aparece nuevamente en el recibidor principal del hospital, en la puerta de primeros auxilios. En ese momento, el hospital ya no permitía más el acceso al 11º piso, donde estaba Senna, en el centro de recuperación. Visiblemente emocionada, la doctora Fiandri informó que el electro-encefalograma de Senna no acusaba más actividad eléctrica.

“Senna tiene muerte cerebral”.

Buena parte de los profesionales de prensa que estaban en el autodromo, a esas horas ya llenaban el hospital. Para la mayoría, aquel fue el primer contacto con los médicos que cuidaban de Senna. Aquella noticia, esperada por los que estaban allí, novedad para todos ellos, causó una gran conmoción general.

El comunicado de la doctora Fiandre, era en el fondo la muerte de Senna, pero quizás aún un milagro podría salvarlo.

 

 

Su corazón continuaba latiendo, pero no por mucho tiempo. Vi a muchas personas llorando, de entre ellos, muchos periodistas muy emocionados también. Yo todavía no lloraba, tal vez debido a aquella preparación a la que me sometí, prometiéndome a mi mismo que al menos mientras estuviese allí, detrás de la información, tenía que mantener la situación bajo control. La doctora Fiandri, dijo que sólo volvería a hablar con la prensa a las 21 horas o si “tuviese alguna novedad”. Eso después de anunciar la muerte cerebral del piloto.

Pero a las 19:05 horas ella surgió de nuevo, proveniente de los primeros auxilios. Aquel lugar no era donde estaba el piloto, ella tenía los ojos llorosos, y habló en voz pausada, cargada de emoción, mientras que no se oía ni un ruido siquiera en su presencia, a pesar de haber centenas de periodistas allí. Todos necesitaban oírlo para poder creerlo:

“Señores, por favor".

"Desde las 18:40 horas el corazón de Senna se ha parado y ya no registra más actividad".

"Está muerto”

¡¡ Finalmente su luz se había apagado ¡¡

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221 comentarios en «Causas de su muerte»
    1. Hola Santiago, creo recordar que es la primera vez que te leemos, por eso nos corresponde darte la bienvenida a este tu sitio. Muchas gracias también por la visita y el comentario que esperamos no sea el último, siempre serás bien recibido y un gustazo poder leerte. Saludos amigo

    1. Muchas gracias Antonio, nos alegra que te guste, sobre todo tiene que notarse que está hecho desde el amor y respeto que le procesamos a nuestro querido Ayrton. Quédate con nosotros esta temporada que verás más de un especial que le dedicaremos por ser el 30 aniversario de su muerte. Un saludo amigo y gracias por tu visita y comentario,.

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