Ferrari corre y calla

El F138 presenta muchas novedades pero sin airearlas como antes

Fernando Alonso lo lleva reclamando mucho tiempo, un par de años por lo menos. No dar pistas, no alardear de mejoras, no avanzar las líneas en las que se trabaja. Siempre le ha parecido algo admirable de la competencia y así lo ha manifestado. "Red Bull cambia medio coche cada carrera y nadie se entera".

El asunto es también quitar esa presión que desde Maranello se han puesto repetidamente, sobre todo de cara a medios y aficionados. "A todo el mundo no le funciona todo lo que llega de fábrica, parece que somos nosotros los únicos que nos equivocamos", ha reclamado el asturiano insistentemente.

En Ferrari han cambiado de estrategia en las últimas semanas. Se ha negado por todos los medios que, en Silverstone, Davide Rigon probara piezas nuevas. Pero lo hizo. También se alude a Hungría como "un fin de semana difícil", una especie de carrera puente a la espera de Spa y Monza. Ayer, viendo el coche de Fernando Alonso que fue al garaje de la FIA para las verificaciones, se observa que en Ferrari han trabajado a destajo en estas tres semanas sin carrera.

Buena batería de piezas
Llama la atención un alerón anterior completamente distinto. No una evolución de todos los que se han visto desde marzo, sino nuevo casi en su totalidad. Los flaps superiores en forma de punta de lanza lo distinguen del resto de la parrilla.

La tapa del motor ha cambiado, con una salida de refrigeración inferior más larga, tendida y estrecha. Y también el escape, más alejado de las ruedas traseras que en los últimos grandes premios. Un suelo nuevo debe ir aparejado a tal cambio.

Es una buena batería de piezas, que pretende ganar carga en un circuito de alta influencia aerodinámica y subsanar esa falta de agarre del coche en curva lenta, que trae de cabeza a la Scuderia en las últimas carreras. "Se ve que es un coche que es muy difícil de conducir", dice un ex piloto como Jacques Villeneuve, ahora en labores de comentarista para Canal + Francia.

Fernando, sin embargo, lo fía un poco más largo y prefiere referirse a unos posibles beneficios de lo probado en Silverstone para después finales de agosto. "Con los pilotos jóvenes se hicieron algunas comprobaciones. Siempre se usan estos días para probar piezas nuevas o antiguas, pero que no estaba claro si funcionaba o no", señaló.

"Podemos tener las cosas algo más claras, pero no será nada significativo. Si hemos ganado una décima o dos, también lo habrán hecho nuestros rivales. No espero ninguna sorpresa. La esperanza es para después del verano", afirma el asturiano.

Alonso cree que este fin de semana lo primordial será "ver cómo nos afectan estos neumáticos. Es el cuarto cambio de la temporada y algunos nos fueron bien y otros mal, por lo que este regreso a los neumáticos de 2012 vuelve a ser una incógnita hasta que no acabe esta carrera. Ojalá que sea bueno", desea. Cautela, sigilo y nada de descubrir cartas antes de tiempo, parece ser la consigna.

Asignaturas pendientes
Las asignaturas pendientes parecen las mismas desde el Gran Premio de España. "Tratar se salir cerca de Vettel, mejorar la calificación y no intentar siempre el salto mortal en la salida". Pero no quiere oír hablar de dejar de luchar para pensar ya en 2014. "No debemos estar preocupados por la distancia en la clasificación del Mundial, aunque hay que recotar para evitar un verano estresante. No hay un límite de tiempo y a falta de cuatro o cinco carreras habrá que ver dónde estamos. Puede pasar de todo, como me sucedió a mí con dos ceros el año pasado. Hay que seguir con el máximo nivel, porque todo puede suceder", afirma.

Vía Marca.com