Senna fue la última muerte de un piloto en la F1 en un gran premio
Si hay un deportista que puede llevar la etiqueta de carismático a lo largo de la historia ese es Ayrton Senna Da Silva. Hay pocos fines de semana en que no se le recuerde en el paddock. Hamilton sigue llevando un casco casi idéntico, sin haberle visto apenas. Alonso le reconoce como único ídolo infantil.
Siempre fue muy religioso, con experiencias que rozaban o tocaban lo místico, como el día que dijo haber salido con su mente de forma extracorpórea cuando pilotaba en una calificación del Gran Premio de Mónaco. Desde arriba veía su McLaren pasar a milímetros de los guardaraíles, para mejorar un tiempo al que nadie se acercaría ni siquiera a un segundo. Cuentan que se bajó del coche asustado y que no quiso volver a pilotar hasta el día siguiente en la carrera y nadie le pudo batir.
El imperio Ayrton
Los números de Senna en 10 temporadas en F1 se resumen en tres títulos mundiales, 41 victorias, 80 podios y 65 poles, en 15 grandes premios disputados. Su dimensión como icono deportivo Mundial era la de una de las grandes estrellas del momento, con unos ingresos anuales de unos 25 millones de euros. Ayrton era el aglutinador de un imperio que lo firmaba todo con su nombre, desde relojes, hasta motos o lanchas deportivas.
La Ayrton Senna Group, con sede en Londres y dirigida por Julian Jacoby, se encargaba de las relaciones comerciales del piloto en todo el mundo, mientras la Ayrton Senna Promociones, en Sao Paulo, dirigida por su primo Fabio Da Silva, se dedicaba al mercado brasileño y sudamericano. Sus propiedades, enumeradas grosso modo, incluían un bireactor, un helicóptero, una casa en Angra dos Reis, otra en la Quinta do Lago, una hacienda en Taui, donde se construyó una pista de karts de 800 metros, y un apartamento en Mónaco.
Llegada a Williams
Pero tal era su talento descomunal en todo tipo de condiciones y su ansia por lograr el cuarto título, que aceptó la oferta de Williams, el dominador en los años anteriores con Prost y Mansell. Adrian Newey había creado una suspensión inteligente que dejaba pequeños a todos los contrincantes y Senna quería saber de lo que sería capaz sobre aquel monoplaza descomunal.
Los dos años anteriores había estado en el final glorioso del McLaren Honda, donde sólo logró tres victorias, y en la llegada del motor Ford, con el MP4-8. Logró cuatro triunfos, pero no fueron suficientes para evitar un paseo del Profesor. Ni siquiera Senna podía sobreponerse a la superioridad tecnológica, Algo parecido a lo que le ha sucedido a Alonso en sus cuatro años en Ferrari.
La presión de Michael
Pero las ilusiones del brasileño se vieron modificadas al final de 1993, con la entrada de Max Mosley como presidente de la FIA, que promovió un profundo cambio en el reglamento técnico, y casi de urgencia. Quedaron prohibidos todas las ayudas como la suspensión activa, el control de tracción o la telemetría modificable desde boxes. Se introdujo además un patín de madera en la parte inferior del coche, para romper el efecto suelo. Toda la ventaja de Williams se fue al garete y Newey tuvo apenas dos meses para rehacer el coche por completo, sin conseguirlo del todo.
Los que estuvieron más acertados fueron los técnicos de Enstone con el Benetton Ford de Michael Schumacher, que ganó las dos primeras carreras, en Brasil y Aida. Tal fue el impacto, sumado a dos abandonos de Ayrton, que se abrió el debate en la prensa mundial. Niki Lauda, tan dado a terciar como hoy, daba su opinión en una entrevista diciendo: «Creo que el talento es el mismo y que cuando Michael tenga más experiencia acabará echando a Senna, aunque este no se quedará dormido en los laureles».
Un Imola Negro
Así se llegó al circuito Enzo y Dino Ferrari de Imola. La presión era máxima para el paulista, aunque el debate deportivo quedó cortado de un plumazo. El viernes, un bisoño Rubens Barrichello se salió a 200 km/h en la Variante Bassa, subió por encima de la barrera de neumáticos y se estrelló contra una valla. Perdió el conocimiento y no lo recuperó hasta un buen rato más tarde, en la clínica del circuito. Ayrton fue a verle muy preocupado, pero Rubinho sólo tenía unos cortes.
Era el aperitivo, pues en la calificación del sábado, el Simtek de Roland Ratzenberger se salió en la curva Villeneuve a 304 km/h e impactó directamente contra las protecciones. El austriaco falleció una hora más tarde (eso al menos es lo que dicen los informes, distinto de la otra versión que acredita que Ratzenberger murio en el acto en la misma pista, pero por entonces las normas decian que si esto sucedia el Gran Premio no se podía celebrar y para evitar este hecho, hicieron la vista gorda. Algo con lo que Senna no estuvo de acuerdo y mostro su enfado por ello. Amen de sus propias intuición que ya le decia que no corriera porque algo iba a pasar. Lo tenéis todo bien contado aquí) a causa de los graves daños cerebrales causados por la brutal deceleración. Ni siquiera pudo ser llevado a un hospital.
Senna no quiso salir en la reanudación, pero tenía la polle para la carrera. Era la primera muerte en 12 años -desde la de Ricardo Paletti en Canadá 82- y el impacto psicológico, en un Ayrton muy sensible a la seguridad de sus compañeros, fue intenso.
Aquella noche llamó a su novia, la modelo Adriane Galisteu y le comentó: "Tengo un mal presentimiento. Si fuera por mí no correría". Su pareja lo instó a que no lo hiciera. "No puedo, es mi obligación", contesto.
Ya el domingo, una hora antes de la carrera, se quedó a solas en el box, en lo que los hombres de Williams consideran como un comportamiento extraño. Estuvo un buen rato de pie, inmóvil, con las dos manos apoyadas en el alerón trasero y luego dio la vuelta al monoplaza lentamente, excrutando cada detalle de su coche. No le había transmitido confianza desde la primera vez que lo condujo.
La salida se vio neutralizada por un accisente entre Lamy y J.J. Letho y en al reanudación, con Schumacher a su zaga, Senna perdió el control en la primera curva de Tamburello, a unos 302 km/h. La zona derecha del Williams se llevó todo el impacto y se detuvo siete segundos después por la fuerza del choque. Michael le había visto titubear en la vuelta anterior, con problemas para girar en aquel punto, según confesó después.
Lo siguiente se vio en los televisores de todo el mundo. Casi dos minutos después de ser sacado del coche, Senna se movió por última vez en lo que parecía un temblor. Fue llevado de inmediato a un hospital de Bolonia, pero estaba clínicamente muerto. Una barra de la suspensión había entrado por la visera y le atravesó parte del cerebro.
Los funerales de jefe de Estado en Morumbí fueron el adiós de un piloto que sigue presente cada fin de semana en los circuitos de la F1.
En este año 2014 se cumplirá justo los veinte años de este maldito día. Ya hay en curso muchas preparaciones y especiales en su honor y desde luego este sitio no vamos a ser menos. Además de informaros de todos y cada uno de estos actos que se hagan en memoria de Ayrton Senna, nosotros también lo tendremos bien presente y haremos más de un especial.
Aquí tenéis todo el proceso:
1 de mayo Imola “La carrera maldita” Momentos después del accidente |
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Vía Marca.com, F1eep