Temeroso por las secuelas, harto de pruebas e incrédulo por la versión de McLaren: así ha vivido Fernando Alonso su baja forzosa
No era lo que esperaba mucha gente, tampoco McLaren, y especialmente la comunidad inglesa del paddock, arropada en torno a los equipos y su gente. Y arracimada en torno a los enviados especiales de MARCA para ver las fotos y nuestra reconstrucción del accidente, que visto lo visto, dio en el clavo.
No gustó la verdad de Fernando porque las escuderías son los poderes fácticos y al final Alonso ha mandado a su jefe, Ron Dennis, al mismo lugar donde lo mandó Dennis hace un mes, a mirar al viento.
Tapar la desgracia
La sangre molesta en la Fórmula 1, que tapa a sus heridos incluso en directo en las carreras, y tapa lo que haya que tapar para que siga el espectáculo. El piloto importa poco hasta que salta uno y araña, defiende lo suyo. Los pilotos pasan y nadie se acuerda de ellos, y si no sólo hay que ver a la familia de Jules Bianchi en la soledad en la que se encuentra en un hospital de Niza, abandonados por el Circo.
Una soledad similar a la que ha sentido Fernando en este mes en el purgatorio, al principio indefenso en la cama de un hospital varios días, sin armas hasta que empezó a recordar todo al tercero, a recopilar más datos después. Ahora se ha apoderado de un arsenal con el paso de las semanas.
Al tercer día llamó a los suyos, gritando que ya se acordaba del problema de la dirección
Días llenos de temor
Porque Fernando se asustó mucho tras el accidente. En primer lugar, porque de un golpe que no parecía nada tuvo que estar tres días ingresado por una conmoción cerebral. "¿Madre mía, cómo me he podido hacer esto con ese golpe tan aparentemente pequeño?", se repetía. Al tercer día llamó por teléfono a los suyos gritando que ya se acordaba de todo y que recordaba el problema de la dirección, que sentía el golpe en la espalda, hablar con los comisarios, apagar la radio, el ERS…
Pese a estar seguro de que nada iba con él, Alonso se cascó todos los chequeos y análisis posibles para eliminar cualquier opción de un colapso suyo previo. No sólo en el Hospital General de Barcelona, sino segundas y hasta terceras versiones médicas por media Europa para descartar cualquier mínima opción de haber sufrido ictus, descarga eléctrica, parálisis, ataques, achuchones al corazón, mareos o hasta crisis nerviosas. Todo dio negativo.
Un mes muy largo porque, además de que los protocolos médicos son eternos, nadie quiere estampar su firma y autorizar a correr si no tiene cien por cien seguro el resultado. Los chequeos eran también dobles, luego se repetían, y otra vez, y si un médico pedía otra prueba desde otro enfoque, pues otra más.
Cansado de la versión oficial
Impotente y en silencio, Fernando estaba arropado por los suyos, apoyado en su nueva pareja, Lara Álvarez, y poco más. Algo que no va a olvidar es la llamada de sus compañeros, especialmente las de Felipe Massa, que se interesó casi a diario por su estado. Él mejor que nadie, que estuvo en estado crítico tras sufrir el impacto de un muelle de amortiguador en Hungría 2009, podía saber por lo que estaba pasando su antiguo compañero.
Pero Fernando acabó hasta las cejas de test médicos y de esperar y oír que la culpa tenía que haber sido suya porque al coche perfecto no le podía pasar nada. Que fue un golpe de viento.
Estaba mejor que un bebé desde el primer día, sólo algo cansado cuando arrancó de nuevo a hacer deporte. Tuvo que ir paso a paso por recomendación médica, pero también le costó volver al cien por cien. Con la certeza de que el golpe fue un cúmulo de casualidades, mal ángulo, peor recepción del golpe, lateral y esquinado, Alonso llegó con un fajo de informes a Woking la semana pasada demostrando su verdad médica y buscando su propia telemetría, la que tenía en la cabeza y la que el jueves hizo pública ante el revuelo de McLaren y del lobby británico.
Sin registro en los datos
Y en los datos no queda nada del golpe. Han rebuscado en todo, y contrastando las versiones de todos los presentes aquel día, y solo queda la verdad del piloto. La telemetría recoge lo que pasa, pero no lo que no pasa. Se ve que el volante no giró como debía, pero no explica por qué no giró.
Al igual que se ve cómo frenó y cómo bajó marchas para evitar darse el morrazo, se ve que no pudo enderezar el volante para evitar salirse recto, pero no se ve el motivo. Y mientras McLaren no pueda demostrar lo contrario o explicar más de lo que paso, Fernando tampocoasegura. Ahora sí que el show, después de escucharle, puede continuar.
Vía Marca.com
Si señor… Con un par! Que le vayan dando a Ron Denis. Nunca fue trigo limpio. Ya lo pudimos comprobar en la anterior etapa de Alonso con él.
Ese es Fernando y por eso tal vez no le caiga bien a mucha gente, pero es autentico, genuino, sincero, claro y conciso y al que no le guste que mire para otro lado. Un saludo amigo y gracias como siempre por tus visitas y comentarios.