En todas las listas tiene que haber alguien que es primero y luego vienen todos los demás. Eso es así siempre para quien ha ganado una carrera. Pero en el caso de Le Mans hay otra lista: la del más rápido en promedio. Y la forma en que lo calcula la organización -el tiempo promedio de las 40 vueltas más rápidas de cada piloto- hace que no siempre coincidan el piloto más rápido y el equipo ganador. En el caso de Fernando Alonso, las matemáticas lo dejan claro: Es el más rápido absoluto en la lista de los 180 pilotos participantes, sacando casi 4 décimas al segundo, su compañero Sebastian Buemi, y entre 6 y 9 décimas al resto de pilotos de Toyota (López, Conway, Nakajima y Kobayashi). Los datos oficiales muestran una diferencia con el resto de pilotos en la misma categoría LMP1 de entre 2 y 5 segundos en vueltas en torono a los 3 minutos, 20 segundos. Si ponderamos esto con una vuelta media en Fórmula 1 de -por ejemplo- 1’21» (pole de Hamilton en Australia 2018), estaríamos hablando de diferencias de entre 8 décimas y dos segundos completos con el resto de la parrilla
Demoledor Alonso. Esperemos que la alianza Mclaren-Renault consiga darle estos mismos frutos y pueda volver a lucirse como campeón, también en la F1.
