Carlos Sainz tuvo un trato de segundo piloto de facto, trabajando para el monegasco casi siempre
El F1-75 se hizo con las pautas de comportamiento que le convenían a Leclerc y más perjudicaban a Carlos: una zaga inquieta e impredecible que no dejó al español adaptarse de inmediato. Con un monoplaza más neutro, Charles había sido batido en 2021 y eso cambió radicalmente en el inicio de 2022. Se pusieron medidas para evitar que pasara de nuevo.
Luego, Sainz tuvo que proteger y trabajar para su compañero siempre que así se le indicó, como al sacrificar su clasificación en Francia para darle la pole a base de refubos, que Leclerc desperdició con un error grosero en carrera cuando era líder destacado, o contar la con la estrategia ‘mala’ que daba siempre a Leclerc la posición preponderante los domingos.
Sólo hubo dos veces en las que Sainz se negó a aceptar lo que llegaba del box y no por desobediencia, sino porque no tenía ni pies ni cabeza. La primera fue en Mónaco, cuando viendo que a Leclerc le habían hecho pasar erróneamente de lluvia a intermedios, antes de colocar los neumáticos de seco y a Carlos le querían hacer lo mismo. «Prefiero poner directamente los de seco», dijo tras leer la situación. El error con Leclerc le había mandado de la pole a la cuarta plaza y Carlos veía estúpido ir incluso más atrás. Y al final fue segundo en carrera. Ahí empezó el tremendo cabreo del monegasco con los suyos, pues en España, poco antes, había todo el motor cuando era líder destacado frente a Verstappen.
‘stop inventing’
La segunda negativa de Sainz fue en Silverstone, escenificado en el famoso ‘stop inventig’ con el que contradijo una orden inverosímil a falta de 10 vueltas y tras un coche de seguridad: «Deja diez coches de diferencia con Leclerc para protegerle…». El error fue no hacerle entrar para cambiar las gomas viejas por unas nuevas, con el único objetivo de mantener la primera plaza, algo que como se vio con Hamilton en Abu Dabi 2021 era un suicidio. De haber accedido, Sainz no sólo no hubiera ganado, sino que habría sido sobrepasado por al menos tres coches, y Charles tampoco habría salido victorioso. Carlos adelantó a la primera y se marchó hacia el triunfo.
Allí fue el punto máximo de fricción entre Leclerc y Binotto, y la prensa italiana, en comandita, montó en cólera contra la dirección del italiano y sus técnicos. Preferían una doble derrota a que ganara Sainz. Mattia respondió intentando contentarle cuanto pudo en adelante, pero ya no sirvió de mucho. En Austria, antes del incendio, Sainz estaba siendo mucho mejor que Leclerc en ritmo de carrera, pero la estrategia fue para quitarlo de la pelea y mandarlo claramente por detrás. Eso no se recuerda al contar la historia.
El remate para Ferrari llegó en el error estratégico, con la mala elección de gomas en Hungría, y la deficitaria adaptación a las limitaciones del patín flexible (a partir de Spa), que le perjudicó más que a Red Bull o Mercedes, pero no por decisiones del capo de una supuesta igualdad entre sus pilotos que nunca existió.
Binotto cae por los flagrantes errores de su equipo y por asumirlos en primera persona, sin hacer cambios inmediatos, lo que le ha condenado a ojos del presidente Elkann. La imagen de las 10 últimas carreras fue paupérrima. No es de recibo que se repitan los errores en los cambios de gomas para el mejor equipo de la historia sin atajarlos de raíz, y esa imagen era inaceptable en la cúpula.
Carlos, ¿y ahora qué?
Para Sainz no cambia mucho la cantada llegada de Frederic Vasseur a Ferrari y su amistad con Leclerc desde los tiempos de la F3. Carlos tiene que ir a batir a Leclerc de forma inequívoca y tomar ventaja de inmediato en pista, que es la única forma en F1 y en todo deporte de conseguir el éxito. El resto son sólo teorías. El primer rival es el compañero, como lo fue para Rosberg en 2016 frente a Hamilton, o para este en 2007 con Fernando Alonso. Lo demás son zarandajas.
A Sainz nadie le ha regalado nada, tampoco en Ferrari, y se siente fuerte para el reto, como lo fue contra Verstappen en su día. Otra cosa es no conocer su naturaleza.
Vía Marca.com
Lo que yo dije de Alpine, veo que se reproduce aquí, prefieren perder puntos antes de que su niño bonito salga escaldado por el segundo, que lo es aunque ellos digan que no.