Toda la monotonía que ofrece el dominio de Max Verstappen y Red Bull en las carreras tiene un contraste total con las turbulencias que se viven en la trastienda
La silly season, esa época del año donde el paddock de la Fórmula 1 se convierte en un hervidero de rumores, pullas y declaraciones cruzadas, tradicionalmente daba comienzo a principios del verano. Las especulaciones acerca del futuro profesional de pilotos y técnicos era un complemento a la actividad deportiva combinado con el avance del campeonato. Pero ahora no. En 2024, lo que pasa entre bambalinas tiene el absoluto protagonismo.
Es una pena que acaparen más titulares las cuitas entre Christian Horner y Toto Wolff que una lucha en pista sin cuartel entre Max Verstappen y Lewis Hamilton como la que vimos hace tres temporadas. Pero es lo que hay. La brutal superioridad de los Red Bull, unida a una convivencia en el paddock más revuelta que nunca, nos han traído hasta aquí. Fue precisamente Lewis Hamilton, con su sorprendente abandono de Mercedes y fichaje por Ferrari, el que abrió la puerta a la casa de los líos. Y todo lo que vino después se explica desde ese movimiento no previsto.
No había empezado la temporada y ya surgían las grandes preguntas. ¿Quién sustituirá a Hamilton? ¿Dónde pilotará Carlos Sainz? Pero, casi inmediatamente después, estallaba la segunda gran bomba con la guerra civil en el seno de Red Bull. En la superficie, todo se presentaba como un caso de una falta grave de comportamiento de Christian Horner como jefe de equipo ante uno de sus empleados. Pero enseguida se vio que era obvio, que había mucho más. Era la guerra por el control de la propia compañía de bebidas energéticas, escenificado en las cuentas pendientes entre las facciones británica y austríaca del equipo de Fórmulas 1.
Christian Horner sacó músculo ante los austríacos haciendo ver el apoyo de Charlerm Yoovidyah, el accionista mayoritario de Red Bull. El ataque al jefe del equipo tuvo un inesperado plot-twist cuando se supo que la empleada agraviada en cuestión era, además, la pareja sentimental de Jos Verstappen, el padre de Max. Todos los elementos para el vodevil más truculento que pudiera imaginarse estaban presentes y una conclusión clara: la convivencia en la misma casa entre Verstappen padre y Horner iba a ser poco menos que imposible.
? | Christian Horner says Toto Wolff should focus less on Verstappen, and more on his car.
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— formularacers (@formularacers_) April 22, 2024
El dilema para Max Verstappen
Esa es la gran disyuntiva que se le presenta a Max Verstappen. Pilota ahora para un equipo que domina a placer la competición, gana carreras y acumula récords con una facilidad pasmosa. Todo ese ciclo virtuoso podría irse al traste si se mete en una guerra que en realidad no le concierne. Es obvio que, si a tu padre le declaran persona non grata en el hospitality de tu equipo, no te haga ninguna gracia y no te quedes quieto. Pero el manager de Max es Raymond Vermeulen, no su padre Jos. Y, por otra parte, no sería ni el primero ni el último de los padres de pilotos a los que se les dice amablemente que no son bienvenidos.
Cada vez que se especulaba con la posible salida de Max Verstappen de Red Bull, siempre se decía que eso no es posible porque el neerlandés tiene un contrato a largo plazo. Quién se marcha, por otra parte, de un sitio donde ganas carreras con una mano. Pero Lewis Hamilton tenía contrato en vigor con Mercedes y se fue a Ferrari. Niki Lauda se fue de Ferrari en su momento de mayor dominio para emprender una incierta aventura con Brabham. Es decir, la experiencia nos demuestra que todo es posible y que, en los contratos, lo que cuenta es la letra pequeña.
En este río revuelto, Toto Wolff aprovecha para enredar y recientemente confirmaba lo que era un secreto a voces: el interés de Mercedes en fichar a Max Verstappen. No parece probable que lo consiga, porque Mercedes tampoco atraviesa ahora uno de sus mejores momentos, pero no queda duda de que lo están intentando. Era la conclusión obvia al cese de rumores de un posible fichaje de Fernando Alonso por Mercedes con su fichaje por Aston Martin. Era la explicación a esa oferta cortoplacista que, según Nico Rosberg, le habían hecho a Carlos Sainz. En Mercedes, todo gira alrededor de la opción de fichar o no al actual campeón del mundo.
Y los rumores, que vinculaban tanto a Fernando Alonso como a Carlos Sainz con un posible movimiento a Red Bull, también explicarían la necesidad de Red Bull de fichar un piloto top en caso de que se marchara su gran estrella. Christian Horner y Helmut Marko han confirmado esos contactos, pero ojo, la intención puede parecer que es para una posible sustitución de Checo Pérez, pero por supuesto que una posible marcha de Verstappen está en el centro de las conversaciones.
Toto Wolff continues to publicly court Max Verstappen…
"Let’s say simple minds, that might be the only reason why you stay but maybe there are more depths for some people… I think that Max has that."#F1 #TotoWolff #MaxVerstappen https://t.co/ztEhYJTRHq
— PlanetF1 (@Planet_F1) April 22, 2024
Todos hablan con todos
A veces se cuenta como noticia exclusiva que si tal piloto o tal manager se ha reunido con tal o cual jefe de equipo en el paddock. De entrada, si la reunión tiene lugar a la vista de todos, es que a ambas partes les va bien que se especule con el asunto. Y, por otra parte, a la vista o en secreto, en este negocio todos hablan con todos. Lo importante, como decía Gordon Gekko, es la información y todos aquellos que tengan algo relevante que ofrecer, estén en el lado que estén, van a buscar el modo de sentarse a negociar.
Los argumentos de Toto Wolff para meter el dedo en el ojo a Red Bull pasan porque, para 2025, Mercedes quizá no sea el destino más atractivo que exista. Pero para 2026, con la nueva reglamentación, la marca alemana ofrece todas las garantías. Es un folio en blanco para todos, pero los germanos tienen avales para sugerir que empezarían esa nueva era en mejor posición que nadie. De regalo, además, Jos Verstappen y el gran valedor de SuperMax en Red Bull, Helmut Marko, tendrían las puertas abiertas de par en par. Wolff no da puntadas sin hilo y siempre sabe dónde disparar para hacer daño.
Es normal que Christian Horner reaccionara con una inusual vehemencia ante las maniobras de un tipo que detesta tanto como es Toto Wolff. El jefe de Red Bull recomendó a su archienemigo que se preocupara más de su propio equipo, que ahora está en peor situación incluso que los equipos cliente de Mercedes, que de enredar con su piloto. Pero cuidado con Horner, que de santo tampoco tiene un pelo. Si la Fórmula 1 es conocida como el estanque de los tiburones, Wolff y Horner son a cuál más peligroso es sus movimientos.
La cuestión es que no hay que olvidar que Red Bull en su día le robó la cartera Mercedes con Max Verstappen cuando fue fichado como adolescente para ascenderlo directamente a la Fórmula 1. En televisión, vemos mucha risa y compadreo en el paddock, pero la realidad es que, si hay una palabra que tiene allí más protagonismo que cualquier otra, se llama venganza. Las afrentas allí no se olvidan. Se guardan en un cajón a la espera de tener la oportunidad de ser devueltas. No den nada por descartado y ante la duda, sigan la pista del dinero y las ganas de humillar a un enemigo.
Vía Trabajo de Pablo de Villota para El Confidencial.com
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