• vie. Abr 26th, 2024

La amistad silenciosa pero que sigue moviendo hilos entre Fernando Alonso y Flavio Briatore en la Fórmula 1

En la actualidad, es más evidente que nunca que la relación entre Briatore y Alonso continúa y el español no parece estar para nada arrepentido de lo que firmó en su día con el italiano

Briatore recuerda los inicios de Fernando Alonso en la F1: "Yo decía que  aquí había un campeón, pero no me creían"Oficialmente, Flavio Briatore ha regresado este año a la Fórmula 1 en calidad de embajador global del deporte, con el cometido específico de «desarrollar relaciones con promotores y socios de los grandes premios para encontrar nuevos aspectos comerciales y de entretenimiento». Un puesto hecho a su medida, en un terreno en el que se mueve como pez en el agua. Sin embargo, el italiano mantiene también una relación e interés directo con Fernando Alonso al seguir siendo el titular de sus derechos deportivos, lo que significa que sigue siendo su apoderado y el que recibe las cuantiosas comisiones de todos los ingresos del piloto español.

Muchos son los que ven su mano en el fichaje por Aston Martin, pero también en la renuncia de Oscar Piastri por el equipo francés y su intención de marcharse a McLaren. Hay que tener en cuenta que el manager del piloto australiano y teórico sustituto de Fernando es Mark Webber que, además de guardar muy buena relación con el de Oviedo, en su día fue otro piloto también representado por Flavio. Aunque difícilmente sepamos los detalles de la intrahistoria, lo cierto es que el italiano nunca da puntada sin hilo.

Fernando entró en la órbita de Flavio con apenas 18 años. (EFE/Gero Breloer)
Fernando entró en la órbita de Flavio con apenas 18 años. (EFE/Gero Breloer)

Rebobinando en el tiempo

Para entender un poco mejor cuál es la relación real y actual entre Flavio Briatore y Alonso, es bueno retroceder un poco en el tiempo, nada menos que 23 años atrás, cuando en uno de sus habituales golpes maestros se quedó de por vida con los derechos deportivos del piloto asturiano. Aunque en los comienzos en Fórmula 1 el titular era Adrián Campos, que es quien le puso en la rampa de lanzamiento al estrellato, el tristemente fallecido piloto valenciano no tuvo más remedio que renunciar a representarle al asumir que Flavio Briatore tenía un poder para convertir a su pupilo en campeón del mundo muy superior al suyo.

Aun así, Briatore, sabedor de que su intención no era estar en el día a día de Alonso ni de otros representados como Jarno Trulli o Mark Webber, cedió la gestión y parte de los emolumentos que ingresaba el bicampeón mundial a Adrián Campos, primero, y, posteriormente, al fiel Luis García-Abad, que es quien ha acompañado a Fernando en la práctica totalidad de su vida deportiva. El contrato que vinculaba al piloto español con el italiano podría parecer leonino, porque aparte de llevarse todos los años una comisión de alrededor del 15 por ciento de sus ingresos, vinculaba toda su suerte futura al buen hacer de Briatore.

Una relación sólida y amistosa

Sin embargo, a la vista está que la relación continúa y que Alonso no parece estar para nada arrepentido de lo que firmó en su día con Briatore. Más bien al contrario, pues se percibe que la química entre ambos continúa después de tantos años juntos. El asturiano sabe que aunque Flavio no aparezca en la gestión de sus asuntos a diario, se gana su sueldo. Y con creces. Con personajes como Briatore siempre ha existido cierta animadversión al propagarse la imagen de un vividor y que ganaba una fortuna a base de hacer un par de llamadas telefónicas. Lo que ignoraban todos sus críticos es que esas dos ‘llamadas’, fruto de la agenda más poderosa y mejor regada del paddock, resolvían al momento todo lo que a un manager ‘terrestre’ le podía costar meses. Guste o no su personalidad, es innegable que es un lince que siempre ha ido muchos pasos por delante del resto.

Es cierto que algunos de sus métodos han sido cuando menos cuestionables, como sus evidentes conflictos de interés cuando, como jefe de equipo, contrataba a pilotos representados por él mismo. Pero al final siempre lograba resultados, por lo que sus formas empezaron a prosperar entre otros jefes de equipo, como fue el caso de Jean Todt en Ferrari. De hecho, la principal razón de la animadversión que ha tenido siempre el expresidente de la FIA hacia Alonso viene porque él quiso hacer una jugada parecida a la de Briatore desde su puesto cuando era el gran jefe del equipo italiano. Recordemos que el asturiano dio calabazas al plan de carrera ferrarista que le ofrecía el francés y el hecho de que optara por la oferta de Briatore le sentó a cuerno quemado. Famosa fue aquella frase de «Fernando jamás correrá para Ferrari». Y la verdad que eso fue cierto… hasta que Todt se marchó o le hicieron marchar de la ‘Scuderia’.

Un imperio a sus espaldas

Briatore ganó en los tribunales a la FIA por la expulsión del deporte a consecuencia del ‘crashgate’ de Singapur 2008 y, a partir de ahí, se dedicó a construir Billionaire, su imperio de restauración y entretenimiento, expandido a nivel global con franquicias de su marca principal y otras que se han ido sumando como Crazy Pizza o Cipriani Montecarlo. Ahí ha seguido aplicando su controvertida fórmula de genio de las relaciones públicas, que le permite tener cola en la puerta de todos sus locales cobrando fortunas por una pizza y un vaso de vino. ¿Acaso la gente no sabe lo que hace? En absoluto. Por vanidad, por interés o por simple diversión, el que va a alguno de sus restaurantes o locales de ocio sabe que va al sitio de ver y ser visto, al auténtico ‘the place to be’.

Los negocios claramente le van muy bien a Briatore, pero tampoco hay que engañarse y pensar que tiene una varita mágica, porque su éxito también se basa en haber invertido enormes cantidades de dinero en regar todas las relaciones personales que ha ido construyendo a lo largo de la historia. Es exactamente el mismo modelo de negocio que han desarrollado Alejandro Agag o Zak Brown, claramente sus dos discípulos más aventajados. Todos son muy simpáticos y tienen don de gentes, pero al mismo tiempo sus tarjetas de crédito también están siempre echando humo, sembrando el terreno con toda la gente poderosa que con el tiempo se transformará en patrocinador, en inversor o en amigo en las altas esferas gubernamentales.

Es lógico que esta filosofía profesional despierte envidias, recelos y hasta profundas antipatías, pero tampoco hay que engañarse sobre cómo funciona el mundo en general y la Fórmula 1 en particular. En el famoso ‘estanque de tiburones’, santos hay muy pocos y muchos de los críticos de Briatore, si pudieran, harían exactamente lo mismo. La diferencia es que mientras muchos van, el magnate italiano ha ido y ha vuelto varias veces. Por eso mismo, aunque se prodigue muy poco por el paddock hoy en día, su sombra sigue siendo muy larga.

Un gran trabajo de Pablo de Villota para El Confidencial

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