“Un simple tornillo de 2 euros”
Así lo ha explicado Eric Boullier en declaraciones a la prensa. Un simple tornillo que sujetaba el escape falló, causando que éste se soltase y produjera daños en cables y otras piezas por sobrecalentamiento excesivo (se habló incluso de fuego en el compartimento motor).
En principio había informaciones confusas pues podía verse claramente una zona chamuscada en la pintura naranja de la tapa motor. Esto frenó el programa de tests y disparó las especulaciones, avivando los fantasmas del pasado. Por un momento nos asaltaron aquellos recuerdos patéticos de los tests con Honda en 2017.
Y, aunque todo pareció resolverse improvisando una boca de aireación extra el miércoles, no se pudieron detener los rumores que hablaban de fallos de diseño o de integración chasis-motor-. Finalmente el jefe de equipo ha despejado esas sombras explicando con precisión la naturaleza del fallo, y esto tras rodar con absoluta normalidad en la jornada de ayer en la que dieron más vueltas que nadie: 161 en total (Alonso, 51 y Vandoorne 110).
Pero lo cierto es que -a pesar de las manifestaciones de Boullier- parece que aún hay lugar para las especulaciones pues, si bien fue Vandoorne quien sufrió la chamuscada del martes, pudo verse como era el monoplaza de Alonso el que incorporó el miércoles la mencionada aireación extra, además de apreciarse unas bandas de fumé en esa zona de la pintura.
Sea como sea, todo parece resuelto, y la mejor noticia es que las 161 vueltas de la jornada de este jueves han permitido la primera simulación completa de carrera con una una tanda ininterrumpida de 66 giros, a años luz de los mejores desempeños con Honda en los tests precedentes.
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