• Jue. Oct 2nd, 2025

Un poco de historia del campeón

Hace solo unos meses cumplía 44 años. 44 años y un cuarto de siglo al volante. La pasión no mengua con la edad, tampoco con la experiencia; más bien la alimentan. Tiene 32 victorias a sus espaldas, pero no bastan. Tenía 22 años y 26 días cuando alzó el Gran Premio de Hungría en Hungaroring. Aquella primera victoria ya le hizo marcar un hito: el piloto más joven de la historia en ganar un Gran Premio. Lo hizo con su Renault R23, un monoplaza con el sello de Mike Gascoyne. No era el coche más rápido de la parrilla, tampoco contaba con el icónico mas damper (le quedaban dos años aún para entrar en escena). Pero no le hizo falta más para doblar al todopoderoso Schumacher y cruzar la línea de meta con 16,8 segundos de ventaja sobre Kimi Räikkönen. Así fue como nos dio el primer triunfo nacional en Fórmula 1. En aquel momento muchos lo consideraban un talento emergente, poco más. Nadie hubiera adivinado que dos años después aquel chaval asturiano desafiaría la dinastía de Schumacher y Ferrari. 

El R25 y R26 fueron armas de precisión. A sus lomos llegaron los títulos mundiales y el polémico sistema de suspensión que cambió la Fórmula 1 de mediados de los 2000. Algo aparentemente simple, pero devastador en pista, porque permitía a Alonso frenar más tarde, entrar con más confianza y, sobre todo, conservar mejor los neumáticos. Cuando la FIA lo prohibió en 2006 muchos dijeron que aquello no era más que una artimaña para devolverle a Schumacher su trono. Teoría de la conspiración o no, lo que sabemos es que no funcionó. El español ganó su segundo título en Interlagos con el logo de Mild Seven estampado en cada curva. Llevaba un motor Renault RS26 V8 de 2.4 litros y unos 750 caballos.  

Ferrari aún contaba con Bridgestone y Renault con Michelin, una guerra de neumáticos casi tan importante como la de pilotos. Y Alonso, quirúrgico hasta la médula, aprovechó cada ventaja de las gomas francesas para superar al heptacampeón alemán en un duelo que era la comidilla del paddock. Hungría 2006, con el adelantamiento a la sombra de la curva 1; Imola 2005, aquella defensa férrea en las últimas vueltas contra el Ferrari número 1. Con solo 25 años, poniendo patas arriba las apuestas a la Fórmula 1, ganaba en Suzuka a su contrincante aprovechando la rotura del motor alemán (la primera de un Ferrari en cinco años) y cerraba el campeonato en Brasil convirtiéndose en bicampeón del mundo. 

Dos títulos y 14 victorias en esas dos temporadas previas al terremoto: McLaren 2007, el debut de Hamilton, el Spygate y su consecuente multa de 100 millones de dólares. Alonso llegaba como bicampeón y fichaje estrella, pero se encontró con un novato inglés que no se arrugaba. El MP4-22, diseñado por Paddy Lowe y Mike Coughlan montaba un motor Mercedes FO108T V8 de 2.4 litros y con él logró 4 victorias. El que pudo haber sido su año se convirtió en un capítulo de política y traiciones. Räikkönen aprovechó el caos interno para hacerse con el título en Brasil por un solo punto; Hamilton y Alonso terminaron empatados con 109. 

Su relación con Ron Dennis a la cabeza le hizo romper el contrato y regresar a Renault. Ganó en Singapur con el R28, pero la victoria quedó manchada de pies a cabeza por el Crashgate: la orden de hacer chocar deliberadamente a Nelson Piquet Jr. para provocar un safety car. Aquel triunfo, junto al de Fuji una semana después, fueron los últimos con Renault: llegó el sueño rojo y un F10 diseñado por Aldo Costa que fue competitivo desde el primer momento. Ganó en su debut en Bahréin y repitió en Alemania, Italia, Singapur y Corea. Aterrizaba en Abu Dabi como líder Mundial, pero la estrategia con Petrov lo condenó a perder ante Vettel un título que todo el mundo creía suyo. La decisión de cubrir a Webber en lugar de atacar al alemán de Red Bull le hizo quedar cuarto en Yas Marina, bloqueado durante 40 vueltas detrás del Renault número 10. 

2012 fue su temporada más heroica, con un F2012 que empezó siendo un desastre pero que Ferrari supo arreglar para que el español siguiera haciendo milagros. Ganó en Malasia, Valencia y Alemania. En 2013 repitió victorias en China y España, quedando en casa su última victoria: Montmeló, 12 de mayo.  

Después llegó la época oscura. Rompió con Ferrari, se topó con un auténtico infierno en McLaren-Honda, probó suerte en la resistencia y, finalmente, volvió de nuevo al Gran Circo probando suerte con Alpine. La luz volvería a asomar en 2023 con Aston Martin. Ya no tenía 25 años, sino 42, pero sumó 8 podios y terminó cuarto en el Mundial con 206 puntos: no había envejecido un ápice. 

Y ahí nació el mito de la 33, más que un número, la reivindicación de toda una carrera, el cierre de película para una historia que empezó en Hungaroring en 2003 y que atravesó títulos, derrotas, conspiraciones y renacimientos. Ahora solo nos queda esperar al Gran Premio de Azerbaiyán. Bakú, un circuito urbano en el que siempre hay un safety car, una bandera roja o un error estratégico; vaya, las condiciones idóneas para que terminen los años de sequía. 

Fuente: Wikimedia 

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