Más de 20.000 espectadores pasaron por Montmeló en recuerdo del mítico trazado catalán
Los tiempos de Montjuic como circuito insignia del motor español ya han pasado. Hoy en día, en la montaña mágica apenas queda rastro alguno que apunte a que décadas atrás pilotos legendarios de todas las generaciones, desde Tazio Nuvolari y Rudolf Caracciola hasta Jackie Stewart y Niki Lauda, se midieron en él. Hubo un tiempo en el que el entonces abandonado Estadio Lluís Companys actuó a modo de paddock para aquellos atrevidos que osaban desafiar las veloces curvas del que siempre será recordado como uno de los trazados urbanos más singulares de todos los tiempos.
Montjuic es todo un mito del motor que no debe quedar en el olvido. Sería un tremendo error hacerlo, sería renunciar a una página dorada del automovilismo, ya que si bien era sumamente peligroso, el de Barcelona era también un circuito querido por pilotos y aficionados. "Montjuic era uno de los circuitos urbanos más bonitos de todo el tiempo", dijo hace años Emerson Fittipaldi, vencedor del GP de España de 1973. "Era fantástico; todo un reto y a la vez un lugar increíble".
HISTORIA AL ALCANCE DE LA MANO
Fueron tres días de ensueño para los más de 20.000 espectadores que se acercaron al asfalto de Montmeló, en el que más de 150 vehículos clásicos se dieron cita. Uno de los reyes indiscutibles del paddock fue el majestuoso Porsche 917 que Steve McQueen pilotó en la película Le Mans (1971), si bien el poderío alemán quedo eclipsado por el italiano en la jornada del domingo, cuando nada más ni nada menos que 78 ejemplares de Ferrari F40 se reunieron en el Circuit de Catalunya para celebrar el 25º aniversario del nacimiento del modelo con el diseñador del mismo, Nicola Materazzi, que estuvo presente en el evento.
Como revival que es, las barreras y limitaciones para el público fueron prácticamente abolidas en el Espíritu de Montjuic: las puertas de los boxes permanecieron abiertas durante toda la jornada y aunque no era permitido el acceso a ellos sin la acreditación pertinente (por motivos evidentes), uno podía dejar que su vista gozase con la silenciosa belleza de vehículos tan distinguidos como los americano Ford GT40 o el alemán Porsche 962, por no mencionar los dieciséis monoplazas clásicos de Fórmula 1.
Seat fue la responsable de organizar uno de las carpas más distinguidas del paddock, y es que para deleite de los visitantes la marca española expuso sus coches de competición más diversos, desde un ejemplar de la desaparecida F-1430 hasta un Seat Toledo Marathon, el modelo al que la marca dedicó más de un lustro de desarrollo con tal de presentar candidatura en los raids internacionales.
Los aficionados al motor y a la mecánica pudieron observar también como los pilotos de la ICPG, la categoría correspondiente a las motos clásicas, ultimaban sus máquinas antes de salir a pista o como ejemplares de la Gentleman Drivers y otras categorías se sometían a los cuidados de los mecánicos en una carpa que actuó a modo de box.
GOMA QUEMADA, OLOR A COMBUSTIBLE Y MOTOR, MUCHO MOTOR
El paddock es el paddock: un lugar inmejorable para observar de cerca las bellezas de las dos y las cuatro ruedas, pero éstas se ganaron su fama en otro ambiente en aquél en el que hace años compitieron y se hicieron un nombre que el paso del tiempo no les arrebatará: la pista.
Una agenda minuciosamente diseñada apenas dio respiro alguno a los aficionados que pedían acción; durante horas el sonido de los motores, el olor a goma quemada y a combustible fueron los rasgos característicos del Circuit de Catalunya.
No todos los días uno puede casi tocar el Ferrari 312T de Niki Lauda en un circuito moderno de Fórmula 1; o no todos los días uno puede ver de cerca como los genuinos colores negro y dorado de un Lotus 76/1 de Ronnie Peterson se desvanecen en la distancia. Dieciséis coches de F1 de antaño de algunas de las marcas más representativas de la competición (Ferrari, McLaren, Williams, Tyrrell y Brabham, entre otras), juntos de nuevo en la pista.
¡Y HASTA EL AÑO QUE VIENE!
Pese a las dificultades económicas que tantos titulares ocupan en estos días y al difícil momento que atraviesa el Circuit de Catalunya ante la perspectiva de alternar su Gran Premio tras ser la sede del mismo durante las dos últimas décadas, los aficionados del motor pueden estar de enhorabuena, ya que la respuesta del público anima a los organizadores a revivir el Espíritu de Montjuic de nuevo en los años venideros.
Salvador Servià, director del trazado, advirtió que el Circuit trabajará incansable para seguir ofreciendo un revival de calidad en el futuro. "Ha sido un éxito en cuanto a la cantidad de gente que ha venido y a la participación en las carreras y concentraciones. Hemos disfrutado durante estos tres días y lo mejoraremos para el futuro".
Jesús Pozo, organizador del evento, se congratulaba también del éxito del evento. "Debemos estar contentos porque ha venido mucho público, hemos ofrecido un gran espectáculo y hemos consolidado un evento que esperamos que tenga una larga trayectoria en el Circuit de Catalunya".
Vía cdthef1.com