El inglés hizo adelantamientos memorables
"No acabé la carrera, pero cómo se la metí a Michael, cómo se la metí", bramaba el colombiano tras pasar a Schumacher en el Bus stop de Spa en 2004. Y Lewis es de esos. Esta vez dejó al menos 10 pasadas de la más bella factura y algunas dobles, como la que le sirvió para superar a Räikkönen y Ricciardo, al unísono, en la vuelta 13.
Resiste pese a los golpes
No tenía más remedio que buscar un puesto en el podio para seguir enganchado al Mundial, pero por el camino pareció olvidarse. Como cuando quiso rebasar a Button en la horquilla de la curva 6 y su excompañero no le dejó espacio. Podría haberlo previsto, pero prefirió intentar enhebrar la aguja por un estrecho margen. "Creí que me iba a dejar pasar", se justificaba el inglés por la radio. En realidad, la culpa fue de Jenson, que no iba a sacar nada de aquel empecinamiento y forzó inútilmente.
Perdió el endplate, o remate lateral del ala delantera, algo que no le impidió seguir con la cabalgada y en la misma forma y arrojo. Si cabe achacarle un error es el del ansia, cuando partió, a falta de 13 vueltas, con el último juego de neumáticos superblandos. Los quemó en apenas cinco vueltas, en las que le quitó 10 segundos a Valtteri Bottas. Con un mayor mimo en el inicio de ese stint, posiblemente hubiera llegado con la chispa suficiente en las gomas para haberlo adelantado.
"Lo hice tan bien como pude. Fue muy difícil pasar por entre todo el pelotón de forma segura y tuve un pequeño choque con Jenson. Honestamente, pensé que estaba abriendo la puerta para dejarme paso, cosa que también sucedió en la carrera pasada, por ejemplo. Creo que juzgué mal en ese momento" se disculpaba luego con Button. "Es muy difícil adelantar en ese punto y me voy contento por todos los puntos que he conseguido", reconocía Hamilton tras la carrera. Räikkönen y Sutil también se encontraron con la carrocería plateada del Mercedes número 44.
Los 14 de ventaja que ahora le lleva Rosberg no son nada. Sobre todo si se tiene en cuenta la puntuación doble, que otorgará 50 al ganador en Abu Dabi, allá por noviembre. Sale reforzado en lo anímico, tras una exhibición no de pilotaje perfecto, pero sí de dejarse la piel en cada duelo. Es de agradecer en los tiempos de F1 descafeinada que corren.
Vía Marca.com