• mar. Abr 16th, 2024

El día que Ayrton Senna comenzó a ser ‘Magic’ / Especial Previo F1 Brasil – Vídeo

En el Gran Premio de Portugal, bajo un impresionante diluvio, Ayrton Senna dobló a todos sus rivales menos uno, al que sacó un minuto, y logró su primer triunfo

Imagen relacionada“Fue una de las grandes victorias de la era moderna, en un día en el que la mayor parte de la gente ni siquiera hubiera sacado su perro a pasear”. Peter Warr es protagonista de una de las fotografías más famosas de la historia de la Fórmula 1. De frente, eufórico y con los brazos abiertos, el máximo resposable de Lotus en 1985 recibía a su piloto como si  este acabara de marcar un  decisivo golazo. Delante de Warr, en medio de una lluvia torrencial, un monoplaza negro, un casco amarillo, y un brazo al aire.

Un año antes, el joven Ayrton Senna había destacado en el Gran Premio de Mónaco de 1984, en su primera temporada. El 21 de abril de 1985,  bajo uno de los mayores diluvios que se recuerdan en carrera, aquel joven brasileño logró una de las más espectaculares victorias en agua de la Fórmula 1. Hoy, aquel gran premio se habría suspendido.

Ni una vuelta en mojado con el Lotus y los GoodYear

Era la segunda carrera de Senna con Lotus. El equipo ya estaba galvanizado con su rendimiento. En los entrenamientos, siempre sobre seco, había logrado la ‘pole’. Al segundo clasificado, Alain Prost le había endosado cuatro décimas. A su compañero Elio de Angelis le cayó un segundo. El tiempo de Senna superó en siete décimas la ‘pole’ del año anterior, en manos de Nelson Piquet.

El domingo por la mañana se rompió el motor Renault del Lotus, y afectó a cambio y suspensión. Sentado en el suelo junto a la pista, se quedó mirando cómo terminaba la sesión, abatido ante las perspectivas para la carrera. De repente, se abrieron los cielos en las faldas de la Sierra de Sintra. Quien conozca el particular microclima de la zona se podrá hacer una idea. Nadie había rodado en agua ese fin de semana. Senna, además, nunca lo había hecho antes en el Lotus, ni tampoco con los Good Year de lluvia.

¿Pisando huevos?

«Los organizadores nos habían dado diez minutos extra de calentamiento para que nos adaptáramos a la situación. Estaba perdido en aquellas condiciones, pues no sabía cómo iba a comportarse el coche con tanta agua y con los depósitos llenos. Por eso salí de los boxes pisando huevos. Lentamente, con miedo a perder el coche en aquella vuelta y no poder tomar la salida», recordaría tiempo después el propio Senna.

¿Pisar huevos? Ajeno a la cortina de agua que soportaban sus rivales, Senna salió como una exhalación. Al principio sacaba segundo y medio por vuelta a sus perseguidores. La lluvia aplastaba el circuito de Estoril, aunque variando su intensidad. “El gran peligro es que las condiciones cambiaban constantemente”. Uno tras otro, los rivales iban cayendo. Prost abandonó tras salirse por  ‘aquaplanning’ en plena recta principal del circuito. Keke Rosbergse estampó contra los raíles y se rompió un dedo con el volante. Nelson Piquet tampoco pudo acabar la carrera.

Una técnica que asombraba a los ingenieros

«Con una pasmosa exhibición de control del monoplaza, dejó a sus rivales tirados», recordaba el propio Peter War en su autobiografía, «tan malas eran las condiciones durante toda la carrera que su vuelta rápida fue 23 segundos más lenta que su tiempo de la pole, que era de solo 1.21″. ¿Por qué Senna tenía tan increíble instinto bajo la lluvia?

Su primera carrera en lluvia, en karts, fue un desastre total, como recordaba el propio Senna. «No conseguí hacer nada, todos me adelantaban. Era extraño, porque en seco era bastante bueno. Ese día comprobé que no dominaba la conducción bajo la lluvia y empecé a entrenarme en suelo mojado. Siempre que llovía, allí estaba yo, probando y entrenando. Ahí fue donde aprendí a correr con lluvia». Peter Warr era testigo de cómo había cuajado semejante obsesión por dominar el arte de la lluvia, “lo que pudo salir de aquellas sesiones fue una técnica, que dominó hasta tal grado de perfección, de continuos y sutiles golpes de acelerador que dejaron asombrados a los ingenieros de Renault y Honda en sus diferentes monoplazas”.

Senna en aquella carrera de 1985 en Estoril.
Senna en aquella carrera de 1985 en Estoril.

Todos doblados, menos uno

La carrera avanzaba pero, tales eran las condiciones, que el propio Senna pedía al director de carrera desde su monoplaza, Luis Salles, que parara la prueba. Como Prost un año antes en Mónaco. “Era imposible mantener el coche en línea recta”, reconocía el artista de la lluvia. Si no quieres caldo, pues dos tazas con los salvajes motores turbo de la época. A pesar del incesante diluvio, el portugués decidió esperar al límite reglamentario de las dos horas para pegar el banderazo final. Eran otros tiempos.

Cuando cayó la bandera a cuadros, también lo hacía poco a poco la oscuridad. Siempre lloviendo. Veintiséis monoplazas tomaron la salida. Solo acabaron nueve. Senna dobló a todos menos a Michele Alboreto con su Ferrari. Le sacó un minuto. Lotus no ganaba desde Austria 1982, así que los mecánicos se tiraron a la pista como locos para celebrar la victoria al paso de Senna. Nigel Mansell, que entraba pegado al brasileño, se fue contra los raíles para evitar al monoplaza negro.

Ayrton Senna antes de afrontar la clasificación en Estoril.
Ayrton Senna antes de afrontar la clasificación en Estoril.

Mejor que Donington 93

Fuera de sí, Senna se quitó los cinturones de seguridad y durante toda la vuelta de la victoria parecía querer saltar del monoplaza en marcha, tal era su brutal euforia, siempre con el puño al aire. Fue entonces cuando una de los responsables de Lotus, Gerard Ducarouge pronunció aquella famosa frase: “No se trata de si será campeón del mundo, sino de cuándo lo será”.

“La gente me dijo después que mi victoria en Donington de 1993 fue mi mejor actuación de todas”, recordaría después el propio Senna, “¡de ninguna manera!, tenía control de tracción, no cometí errores, pero el coche era más fácil de pilotar. Fue una gran victoria, cierto, pero en comparación a la de Estoril 85 no tuvo nada que ver, de verdad”.

Qué memorable triunfo no sería aquel, para que el mismísimo ‘Magic Senna’ hablara así de aquel día, el de su primera victoria en la Fórmula 1…

Vía Elconfidencial.com

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