El madrileño iguala su mejor clasificación con el McLaren en Monza y partirá desde la segunda línea por detrás de Hamilton, el poleman, y Bottas
Con los grandes, donde tiene que estar, clasificó Carlos Sainz el McLaren en Monza. Brillante desde el viernes y con la confianza por las nubes a pesar de los infortunios de esta temporada, el madrileño plantó tercero al MCL35 en el concurso de vueltas rápidas que acogió el Templo de la Velocidad. Lo trabajó, lo maduró. Se ahorró un juego de ruedas en la primera sesión (una buena costumbre que debe aprovechar su equipo), buscó la confianza a partir de la segunda y se guardó todo lo que tenía para el intento definitivo, con la bandera a cuadros desplegada. Con esa vuelta de genio, sin errores, adelantó por una décima exacta a Max Verstappen y por un puñado de milésimas a un rival correoso, Sergio Pérez, que saldrá cuarto a su estela este domingo en el GP de Italia. Es su mejor resultado de siempre en una parrilla, repite el de Spielberg en julio. En esa primera frenada se encontrará con los Mercedes. Qué buen lugar para luchar.
La pole fue de Lewis Hamilton con 69 milésimas sobre Valtteri Bottas. La distancia parece pequeña, pero resultó insalvable para el finlandés durante todo el fin de semana. Se batieron en igualdad de condiciones, de hecho se apreció que los dos Mercedes se dejaban entre ambos suficiente distancia para que el rebufo no afectase, ni positiva ni negativamente. Y en todos los intentos ganó el seis veces campeón británico, que pide a gritos un rival a su altura. O quizás no. La presión de Valtteri en la primera curva puede ser la mayor dificultad a la que deba enfrentarse Hamilton en todo el fin de semana.
Curioso espectáculo el de la clasificación de los rebufos. La posición en pista era clave, nadie quería encabezar al pelotón porque la resistencia al aire cuesta décimas en Monza. Mercedes asumió ese liderazgo del tren, repartiendo la responsabilidad entre sus dos pilotos (una vuelta para cada uno), y así se resolvieron los problemas de tráfico del año anterior, aunque la tensión del pit lane fue palpable, sobre todo en la Q2. Los mecánicos aguantaban los monoplazas hasta que arrancase otro, para encajarlos luego en la cola con precisión milimétrica. Ni muy pronto, sin rivales delante, ni muy tarde, con riesgo de no llegar a tiempo para comenzar la vuelta. Una partida de ajedrez con piezas que valen muchos millones de euros en el que gana el que aguante más tiempo serio. Con todo, se resolvió razonablemente bien el desastre del año anterior.
La Q1, no obstante, sí tuvo mucho de desastroso atasco en la Tangenziale de Milán, con adelantamientos a final de recta, quejas y brazos en alto. Sebastian Vettel se quedó eliminado en ese primer corte con un decepcionante 17º puesto. Se ahorra el lamento de los tifosi porque la grada está desierta, pero el panorama es igual de desolador en torno a Ferrari con un resultado lamentable, perdiendo puestos con respecto a la parrilla de Spa. Charles Leclerc, su compañero y el poleman y vencedor del GP de Italia en 2019, fue 13º. Acabó como el mejor clasificado de todos los que utilizan el propulsor italiano. Luego dejó un lapidario mensaje por radio a sus ingenieros: “No lo puedo hacer mejor”. Tampoco lo puede decir más claro.
Via As.com
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Esto quiere decir que Renault tiene un buen motor, ahora falta que lo refinen y que los aerodinamistas de la firma del rombo, que pijo me ha salido, se pongan las pilas y tengan un buen chasis para el año que viene.