La victoria de Ocon y el doblete de McLaren
La Fórmula 1 está repleta de estas tipo de victorias que no tocan. En algunas ocasiones por el piloto, que mereciendo incluso estar en Fórmula 1 no era de los ‘cracks’, y en otras por el coche, nadie hubiera apostado por estos triunfos, en muchos casos el único de un piloto e incluso su único podio en la categoría reina.
Podríamos citar algunos ejemplos. Jo Bonnier, en Holanda –1959–. Giancarlo Baghetti en su debut en Fórmula 1, Francia 1961. Richie Ghinther en México 1965, con el Honda con motor transversal, la última carrera con los motores de 1.500 cc. Ludovico Scarffiotti en Monza (1966). Peter Ghetin también en Monza, en el final más apretado de la historia, con cinco pilotos entrando juntos en la meta –1971–. Jean Pierre Beloltoise en 1972 bajo la lluvia en Mónaco. El trágico de Jochen Mass en Barcelona 1975, que supuso el final de Montjuic. Ese mismo año, el de Vittorio Brambilla en Austria, carrera acortada bajo la lluvia y en la que Brambilla se salió al campo tras atravesar la meta ya que soltó el volante para celebrarlo. El de Olivier Panis en Mónaco 1996, bajo la lluvia.
Pero no vayan a creer que es un fenómeno de antaño. Recientemente hemos tenido muchos ejemplos. Fernando Alonso en 2003 en Hungría. El de Giancarlo Fisichella en Brasil 2003, que le fue concedido tras la revisión del cronometraje. Jarno Trulli en Mónaco 2004. Heikki Kovalainen en Hungría 2008. Pastor Maldonado en Barcelona 2012, con un Williams que se incendió cuando lo preparaban para el viaje de retorno.
Este año hemos dos ejemplos. No me refiero a la victoria de Sergio Pérez en Bakú, aunque no entraba en los pronósticos previos, sino a la de Esteban Ocon en Hungría, magistralmente facilitada por Fernando Alonso que frenó muchas vueltas la remontada de Lewis Hamilton. El Alpine no era coche ganador, pero una primera vuelta en la que Bottas ‘eliminó’ a Ricciardo, Verstappen, Norris y Pérez -Verstappen y Norris pudieron reengancharse pero con las posibilidades perdidas- y que Mercedes cometió un error de bulto al no hacer que Lewis Hamilton parara a cambiar de gomas tras la vuelta de formación para la segunda salida –el incidente relatado había provocado bandera roja– como hicieron la mayor parte de pilotos.
Pero sobre todo, la victoria de Daniel Ricciardo en Monza con el McLaren, por delante de su compañero Lando Norris. ¡Una primicia! Nunca antes un equipo outsider había conseguido adornar la victoria que no toca con un doblete.
Es cierto que los McLaren se habían mostrado muy rápidos en ensayos y Daniel calificó en primera línea y Ricciardo, en segunda. Pero Max y Hamilton se engancharon y abandonaron; Max no quería bajo ningún concepto que Lewis se escapara de entrada y el choque entre ambos pudo acabar muy mal ya que el Red Bull quedó aoarcado sobre el Halo del Mercedes. Y además, Bottas salía atrás porque Mercedes eligió Monza para que estrenara una unidad de potencia adicional nueva completa. Y Pérez, que les presionaba, tuvo una penalización de 5”, que lo retrasó a la quinta posición.
Vía SoyMotor.com