Adelantó a Carlos en la última vuelta
Lo grande del episodio final de Austin, que acaparó la realización de la TV de la FOM y eclipsó la lucha por el título entre Hamilton y Rosberg, es que el desafiante era Carlos Sainz. El domingo, el madrileño de 22 años se sacó el carnet de piloto grande en Texas, igualando el mejor puesto de su carrera deportiva, y tuvo a Alonso como examinador.
No pudo dar 'Carletes' más de sí con unas gomas blandas en las lonas frente a un Fernando enfebrecido y que llegaba caliente tras un toque de los de antaño con Massa.
No cambia 'Felipinho', pese a estar apurando los últimos sorbos antes de la retirada. Recordó a aquel de Nürburgring 2007, que una vez superado giraba las ruedas contra el McLaren de Fernando. En Austin, el ovetense le selló el pasaporte de salida de la F1, como tantas otras veces a lo largo de 14 años.
Fue el punto de ebullición del GP de Estados Unidos, que Fernando acabó con el clásico "Yeeehaaw" texano al pasar por la línea de meta como quinto clasificado. Son 10 puntos al bolsillo, para un total de 52, con los que contribuye a asegurar el sexto puesto en el Mundial de marcas para McLaren. Era el objetivo marcado en el seno del equipo inglés para esta temporada, pero tampoco era nada sencillo.
El relevo de Alonso
Carlos lleva avisando ya mucho tiempo de que es el relevo natural de Fernando y el domingo lo constató en su primer mano a mano importante con su antes ídolo y ahora rival. No cabe duda de que Sainz está llamado a conseguir victorias en la F1, a poco que le acompañe un coche competitivo. En Austin dio un recital de pilotaje, de inteligencia, de estar atento a los detalles y de luchar hasta el final en inferioridad de condiciones. Soportó un asedio de 14 vueltas a Massa, con un Williams Mercedes mucho más potente y veloz, y acabó por desesperar al brasileño.
En Austin se vio el contraste entre un genio como Verstappen, quizá demasiado embebido en sí mismo y sin prestar atención a algunos detalles, como avisar a boxes para no entrar de improviso a cambiar gomas por su cuenta o elegir el lugar adecuado para detener el coche averiado para no reventarle el segundo puesto a su compañero, Daniel Ricciardo. Max es un fenómeno, pero su ego le juega malas pasadas y el australiano le está dando un agua tras el deslumbramiento inicial.
Alonso, feliz
El rostro de Fernando reflejaba que se lo había pasado en grande y se le escapaba una sonrisilla traviesa, aunque no quiso hacer sangre con el lance final. "Lo más difícil fue con el Williams, porque hay que pasarlo en sitios extraños, porque en la recta es imposible. Con Carlos fue más fácil, porque su coche es lento en recta y era abrir el DRS para pasarle", reconocía.
Sainz, por su parte, también sonreía, pero con la expresión del que no pudo hacer mucho al final. "Iba por trayectorias inverosímiles para cubrir y seguir conservando algo de las gomas. Por velocidad y con el DRS me ha pasado, por lo que para mí es una pequeña victoria. En realidad estoy encantado con el sexto", aceptaba de forma deportiva. Sólo falta un coche decente para ambos y que los duelos de 2017 sean con podios en juego.
Vía Marca.com