Los entrenamientos más representativos del extraño fin de semana en Hungría dejan a Hamilton con dos décimas y media de ventaja sobre los Red Bull. Verstappen (2º, 0.250) habla de falta de agarre a sus ingenieros aunque Pérez haya progresado (3º, 0.256). Entre los no habituales se cuelan Hulkenberg (4º, 0.266) y Norris (5º, 0.271) que ya lleva oficialmente un coche grande. No se acercan tanto ni los dos Ferrari (Leclerc fue séptimo y Sainz octavo, sobre las cuatro décimas) ni Alonso, noveno pasado el medio segundo. En resumen, la tabla de tiempos se aclara y los españoles no están en las posiciones delanteras a pesar de la supuesta debilidad de Max y su equipo, en comparación con otros circuitos. Y eso sin hablar de la aparente igualdad que ofrecen los Alfa Romeo, Williams y compañía: en los Libres 3 hay, prácticamente, 19 pilotos separados por poco más de un segundo.
Ahora los equipos se preparan para una clasificación atípica. En la Q1 deben salir con duros, a la Q2 llevarán los medios y para la Q3, los blandos. Han debido ahorrar juegos de neumáticos para mantener las opciones estratégicas tanto en clasificación (al menos dos juegos por cada compuesto) y carrera (previsiblemente a dos paradas, porque la gama de Pirelli es la más blanda). Además la lluvia del viernes limpió el asfalto y las altas temperaturas acercan Hungaroring a las condiciones habituales, que no fueron las de los primeros entrenamientos. Será un fin de semana difícil de analizar, sin expectativas. Si bien, por ahora, Hamilton empieza a sonar convincente después de decir el viernes por la noche que se había subido al Mercedes “en su peor nivel” esta temporada. “Aunque encontraremos algo en el ‘set-up”. Pues ya lo tienen.