Ricciardo y Norris resucitan a McLaren con un doblete
El triunfo no fue ni regalado ni consecuencia del accidente de los ‘gallos’. Al contrario. Ricciardo adelantó a Verstappen bajo los semáforos y se puso a tirar como un ganador de grandes premios, lo que ha sido siempre. Hamilton, que debía arreglar el error en el esprint del sábado, fue a por Lando en esa arrancada sin suerte y se mantuvo a la contra. Tras ellos, Giovinazzi se chocaba (y tocaba a Sainz), regresaba con daños en el alerón y, sancionado, se iba al fondo del pelotón. Hubo un coche de seguridad virtual que no alteró en nada la situación de la carrera.
McLaren abrió hueco y tomó la iniciativa. Paró a Ricciardo antes que nadie para evitar un posible ‘undercut’, fue en la vuelta 23, sin incidencias, para montar la goma dura y de ahí hasta el final. Red Bull mandó continuar a Verstappen, pero el neerlandés no tenía ruedas para atacar y debió parar al siguiente paso por meta. Entonces, todo salió mal: los mecánicos tuvieron congelado durante ¡11 segundos! al líder del Mundial porque una tuerca estaba atascada, o eso indicaba el sistema eléctrico. Se relamía Hamilton, que acababa de adelantar en la pista a Lando.
Choque de trenes, episodio dos
Entonces se desencadenó el mayor drama deportivo que ha vivido la F1 en los años recientes. Hamilton entró al ‘pit-lane’ para montar unos Pirelli medios. No fue una maniobra perfecta, se alargó hasta los cuatro segundos, y cuando Lewis regresó a la pista debía defenderse de Lando, que había parado antes… ¡y de Max! Verstappen le tiró el coche en la primera variante por el exterior. Aguantó, aguantó, aguantó… y se chocaron. El Red Bull se subió, literalmente, encima del Mercedes. Los comisarios investigan y desde fuera, tiene más culpa ‘Mad Max’, que hoy estuvo a la altura de su sobrenombre. Ambos acabaron en la grava y el halo del coche de Hamilton evitó un drama mayo. Como en Silverstone, los titanes colapsaron juntos. Al contrario que allí, esta vez los dos salieron mal parados. Doble abandono, sin cambios en la general.
Se limpió el estropicio durante un periodo de ‘safety car’ y se relanzó la carrera con 22 vueltas por delante. La situación era la siguiente: Ricciardo, Leclerc, Norris, Pérez, Sainz y Bottas en cabeza. Los Ferrari cedieron porque no tienen velocidad punta para hacer felices a sus tifosi. Lando pasó al aguerrido Charles y se marchó para consolidar un doblete histórico de McLaren: primera victoria de Daniel desde Mónaco 2018, primera de Woking desde Brasil 2012. La celebración desde la valla de mecánicos e ingenieros fue emotiva, tanto como el podio. No tanto como el champán que bebieron Lando, Zak Brown y Valtteri utilizando la bota de Ricciardo como copa.
Remontada de Bottas, sanción para Checo
Tras ellos, Bottas certificaba una remontada de adelantamientos facilísimos, desde el 19º hasta el 3º. Persiguió sin éxito a Checo en la pista, pero el mexicano arrastraba una sanción por adelantar de mala manera a Leclerc y no devolver la posición, así que el finlandés acabó en el podio. A Pérez le sumaron cinco segundos de castigo en la clasificación final y eso permitió a Leclerc auparse hasta el cuarto puesto justo por delante. Sainz no estaba tan cerca y fue sexto en meta. Tras él madrileño, ya muy lejos. Stroll, Alonso, Russell y Ocon cerraron los puestos con puntos. Los 30.000 aficionados no vieron ganar a un Ferrari, pero sí presenciaron una carrera que se recordará durante mucho tiempo. Dos colosos acabaron en la lona y un piloto resucitó. Quien ríe el último, ríe mejor, y nadie en esta parrilla ríe mejor que Ricciardo.
Vía As.com