Podio agridulce de Carlos Sainz cuando la suerte no le dejó ganar
A Sainz se le puso todo de cara al inicio para acabar segundo, pero en una carrera lógica y detrás de Lewis Hamilton. Pasó fácil a Bottas en la arrancada. Por detrás, una serie de catastróficas desdichas hundió al finlandés (“se quejó de un pinchazo inexistente”) y a Verstappen (que terminó abandonando). Lando Norris, con otra fantástica salida, llegó tercero a la segunda curva. Los dos McLaren corrían juntos en posiciones de podio mientras un Mercedes y Red Bull sufrían, en el paquete, por detrás de Sergio Pérez. El madrileño gestionó, tenía una renta de cuatro segundos sobre su compañero (Lewis, delante, era inalcanzable) e incluso Lando construyó cierta ventaja con respecto a Checo. La carrera más aburrida de la historia les hubiera sonreído, pero, desgraciadamente para sus intereses, eso no tocaba este domingo.
Se iba a alcanzar el ecuador del domingo cuando Magnussen sufrió una avería aparentemente inocente al inicio de la recta de meta. Se quedó parado en una zona peligrosa y Dirección de Carrera sacó al coche de seguridad, pero a la vez cerró el pit lane. Hamilton no se enteró, hizo su cambio de neumáticos y se ganó una sanción ejemplar de stop and go más diez segundos. Hasta que no abrieron la calle de garajes, Sainz no pudo hacer su parada, que fue buena, pero le situó en desventaja con respecto a quienes cambiaron las ruedas en la vuelta de margen que hubo desde el incidente del Haas hasta que bloquearon la entrada. Entre Hamilton y el McLaren se colaron Stroll, Gssly, Leclerc, Raikkonen y Giovinazzi (sancionado como Lewis) y todos habían hecho su parada obligatoria a excepción del canadiense.
Con la resalida del safety car se sobrepasó la locura: accidente fortísimo de Leclerc (que salió por su propio pie, aunque con el Ferrari destrozado) y bandera roja para poder reparar las protecciones. Todos los coches al pit lane a esperar y un golpe de suerte increíble para Stroll: ya no tendría que efectuar un pit stop porque puede cambiar las ruedas en el parón. De repente era líder de la carrera por delante de Gasly y Raikkonen, ya que Hamilton quedaría último después de tan dura penalización.
Llegó entonces la segunda salida, desde la parrilla como marca la norma, y Gasly fue con todo a por Stroll. Le pasó bien, cómodo, quedó noqueado el canadiense. Luego le adelantarían los dos Alfa Romeo y también un agresivo Sainz, que tuvo que repetir la maniobra para consolidarla frente a un tipo peligroso, de esos que puede tirar por tierra cualquier domingo. Ya era tercero por detrás de Kimi y con la presión constante del Mercedes rosa. Vuelta 34 y Sainz pasó al final de recta a Raikkonen. Le tuvo que aguantar el exterior a Kimi en la chicane. No se adelanta todos los días al último campeón del mundo de Ferrari. Poco después lo haría Stroll. Gasly, al frente del pelotón, la última frontera, tenía entonces cuatro segundos de ventaja que parecían un mundo, porque el español había castigado sus neumáticos bastante más que el francés.
La persecución, como se explica, fue de morderse las uñas, pero que nadie se engañe: el Alpha Tauri es un gran coche, primo hermano de Red Bull, Pierre Gasly es un gran piloto, mejor que el actual compañero de Verstappen, y el ex Toro Rosso es un grandísimo equipo que logró un triunfo en este mismo circuito, con Vettel, en 2008, y que ha subido al podio en todas las carreras abiertas que ha habido en tiempos de Mercedes (En 2019, Gasly fue segundo en Brasil y Kvyat, tercero en Hockenheim). Gran triunfador, merecido premio para un piloto que ha sufrido mucho en sus dos primeras temporadas de F1. Gran segundo puesto de Sainz, merecido premio después de los infortunios de esta extraña campaña. Y bonito podio, flanqueado por Stroll, que invita a pensar lo emocionante que se vuelve la Fórmula 1 cuando desaparece Mercedes.
Vía As.com