Newey se lamenta por no haber fabricado un coche ganador para Senna
El año que viene se cumplirán 20 años del suceso y ese mismo tiempo lleva circulando por el cerebro del mejor diseñador de coches de Fórmula 1 “qué ocurrió ese día, qué causó el accidente” a manos del Williams FW16 en la curva de Tamburello de Imola.
Su trabajo es diseñar y encontrar soluciones eficaces a un planteamiento en base al cual se ha de construir un coche. Newey estudia un reglamento y, a partir de ahí, intenta plasmarlo de la manera más eficaz en la pista. Ocho títulos de Pilotos y otros tantos de Constructores le avalan (camino de sumar uno más en cada campeonato). Quizás, en esos ocho años su conciencia y mente estén más ‘libres’ que otros años porque al final de temporada las ‘respuestas’ dadas al reglamento habían sido las mejores de entre sus rivales.
Contradice la teoría más generalizada
“La barra de dirección falló, ¿fue la causa o estuvo provocado por el accidente? No hay dudas de que estaba rota. Pero por todos los datos recogidos, las imágenes de las cámaras del circuito, y la cámara on-board de Schumacher, no parece que existan muestras de que ocurrió por un fallo en la barra de dirección. Lo primero que se observa es un sobreviraje, Ayrton corrigió y entonces fue recto. Con lo cual, no parece que sea un fallo en la barra de la dirección”.
Un profesor italiano, Enrico Lorenzini, publicó en 1995 un informe de 600 páginas en el que explica cómo el accidente de Senna estuvo provocado por una soldadura mal realizada en la columna de la dirección (pidió que le bajaran el volante para ver mejor el cuadro de mandos y para ello hubo que cortar la columna de la dirección y ser soldada después). Aquella explicación de la soldadura fue tomada como una ‘teoría sólida’ y fue aceptada por una mayoría, pero no por todos.
Los pilotos apostaron por un error humano
El próximo 1 de mayo, cuando se cumplan las dos décadas de uno de los accidentes más famoso de la Fórmula 1, seguramente en la cabeza de Adrian Newey vuelva a “rondar” con fuerza lo sucedido en la séptima vuelta del GP de San Marino de 1994. Y, como desde aquel día, no podrá dar una respuesta a su cabeza para que ésta se relaje.
Se reconfortará, como lo hace hasta ahora en que Senna “se unió a Williams porque habíamos logrado construir un coche decente los tres años previos y él quería estar en el equipo que él pensaba construía el mejor coche”. Pero le queda otra espinita y es haberle visto triunfar con aquel coche que “desafortunadamente no era bueno al inicio de la temporada… Intentó empujar a ese coche y que hiciera cosas que realmente no era capaz”.
Vía Elconfidencial.com