Brasil 2005: cuando Fernando Alonso nos hizo grandes
Cuando recordamos Hungría 2003 solemos decir que aquel día de agosto Fernando Alonso había puesto a España en el primer escalón de la F1 gracias a su primera victoria.
Pero si aquello ya dejó un gran sabor de boca, lo que vino el 25 de septiembre de 2005 supo mucho más y mejor.
Quedaban tres grandes premios para el final de la temporada 2005 y Fernando Alonso llegaba a Brasil con la posibilidad de proclamarse matemáticamente campeón del mundo. Ahora se dice fácil, pero pensemos en septiembre de 2005, cuando España ya sabía lo que era ganar algo en todos los deportes (nos faltaban aún el mundial de fútbol y el de baloncesto, que llegaron después) pero que en F1 solo contábamos con las pole position y victorias que el propio Alonso había conseguido.
El de Renault llevaba cuatro carreras sin ganar, pero su regularidad (en esas cuatro pruebas logró tres segundos puestos) había permitido que, si conseguía que Raikkonen no le remontara cinco puntos o más, se llevaría el primero de sus mundiales. El asturiano se impuso a su rival y al resto de pilotos en la jornada del sábado, llevándose la pole position con Montoya –compañero de Raikkonen– en la segunda posición y el propio finlandés quinto.
En carrera, Alonso mantuvo el liderato en la salida, mientras que Raikkonen logró ponerse cuarto tras pasar en el arranque a Button (Honda) y en las primeras curvas al otro Renault, el de Fisichella. Sin embargo, incluso antes de cumplirse la primera vuelta, apareció en pista el Safety Car por un toque entre Antonio Pizzonia (Williams) y David Coulthard (Red Bull).
Cuando se reanudó, Montoya robó a Alonso el liderato y el de Oviedo no pudo con los McLaren, pero les acompañó el podio (tercero), haciendo que –con el anterior sistema de puntuación– Raikkonen le sacara solo dos puntos, cantidad insuficiente para evitar su primer título. Ni siquiera una orden de equipo de McLaren (permitiendo ganar a Kimi) habría impedido que Fernando se coronara, por lo que los de Woking decidieron mantener en la primera plaza a un Juan Pablo Montoya que ese día logró su séptima y última victoria.
Campeón del mundo. Se sigue diciendo pronto. Pero en aquel momento fue una realidad para miles y miles de españoles que tal vez ni siquiera habían soñado con algo así. Para confirmar que estábamos despiertos, en 2006 volvería a llevarse el mundial, convirtiéndose en bicampeón.
Pero aquel fue el primero, y ya saben lo que ocurre con las primeras veces: si en el Hungaroring 2003 Alonso logró lo que se puede considerar el primer beso de España en la F1, lo de Interlagos 2005 fue el primer… bueno, fue directamente que Alonso nos hizo grandes.
Vía SoyMotor.com